La madre acusada de matar a sus hijos en Godella: de niña modélica y promesa del judo a infanticida
La presunta asesina de Amiel e Ixchel, sus propios hijos de 3 y 5 años, tuvo una infancia feliz y acomodada. Destacó en judo, una disciplina por la que ganaba medallas a nivel regional y era conocida entre sus compañeros de colegio en Picassent.
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María Gombau, la madre que presuntamente asesinó a sus dos hijos de 3 y 5 años, se encuentra ingresada en la enfermería de la cárcel de Picassent. Sufre un trastorno mental grave, según los psiquiatras. La mujer acusada de matar a sus hijos en Godella tuvo una infancia feliz, y quienes la conocieron recuerdan a una niña modélica, buena estudiante y una promesa incipiente del judo que poco a poco se fue convirtiendo en una persona políticamente radical y asocial.
“Queremos dar la enhorabuena a María Gombau, que ha obtenido la medalla de bronce en la II Jornada del Campeonato Provincial Alevín de Judo”. Así se anunciaba en el periódico del colegio ‘Les Carolines’, en 2002, el éxito deportivo de la que entonces era una de sus alumnas destacadas de cuarto curso de primaria.
Procedente de una familia acomodada, Gombau acudió durante parte de su infancia a este colegio del municipio valenciano de Picassent. Se encuentra a tan solo unos minutos de la cárcel en la que está ingresada ahora mismo. Y a unos 30 kilómetros por carretera del punto exacto en el que ahora trabajan agentes de criminalística de la Guardia Civil para esclarecer los detalles del asesinato de Amiel e Ixchel, de 3 y 5 años.
Durante su estancia en el colegio, María no pasó desapercibida. Desde muy temprana edad destacó en los deportes, una de las materias en las que sobresalía por encima de sus compañeros. Especialmente en la disciplina del judo.
Medallas en judo
Gombau, como ha podido saber OKDIARIO, solía ganar las medallas de oro de las competiciones que organizaba el propio centro a principios de la década del 2000.
Su destreza en este deporte la llevó a participar en varias competiciones a nivel provincial, organizadas por la Federación de Judo de Valencia. En esos campeonatos, María solía conseguir una plaza en el podio. Bronces, platas, algún que otro oro… pero siempre en posiciones destacadas. Todas sus hazañas deportivas eran reseñadas por el periódico interno del colegio.
Obtenía buenas notas en los estudios, cuentan a OKDIARIO quienes la conocieron en su infancia. Era una chica “afable y aplicada”. Eso sí, recuerdan que “le costaba un poco hacer amigos porque era tímida”. En general, una niña modélica.
Detenida por el 15-M, brotes psicóticos…
Durante su adolescencia y juventud, época en la que abandonó el judo, María se transformó en otra persona muy distinta. Recorrió Europa alojándose en una red de casas ‘okupadas’. El TMG (Trastorno Mental Grave) que no le había sido diagnosticado hasta ahora, los brotes psicótico-paranoides y el consumo cada vez más habitual de drogas hicieron mella en su personalidad.
Poco a poco se convirtió en una mujer obsesionada con la política y la lucha anticapitalista. Su militancia en el movimiento del 15-M la llevó incluso a ser detenida por la Policía cuando se manifestaba frente a las Cortes valencianas.
En los últimos años solo había tenido trabajos esporádicos. Uno de ellos el de barrendera municipal. En la prueba de acceso escrita que organizó el Ayuntamiento, tal y como ha desvelado este periódico, María obtuvo la máxima nota: Un 10 de 10.
Su vida social se había deteriorado considerablemente. Malvivía con su marido y sus hijos en una casa ocupada, destrozada y sin servicios mínimos. Su marido, que también se encuentra en prisión, le dedicó recientemente una canción en un vídeo que colgó en su canal de Youtube. Con una enigmática estrofa: «Los cuentos de hadas siempre acaban bien, pero la magia está en el no pecar».